domingo, 21 de marzo de 2010

Sinergia al interior de los "Verdes"

Hoy quiero hablar del sexto hábito de las personas altamente efectivas. Este hábito se denomina Sinergia, y definida de manera sencilla, nos dice que 1+1 no tiene porque ser necesariamente 2, sino que se puede convertir en 3, 5 o 1000. Es decir, Sinergia es la relación que existe entre las partes de un todo, en la que el resultado total siempre será mayor a la suma de sus partes .

La principal característica de la sinergia consiste en valorar las diferencias. En realidad, son estas diferencias las que generan el factor potenciador de un equipo. La clave consiste en respetarlas, construir sobre sus fuerzas y a través de esto equilibrar las debilidades.

Todo esto suena muy bien en la teoría, pero desafortunadamente aplicar este hábito en Colombia es un reto complejo, debido a que no somos una sociedad acostumbrada a trabajar en equipo. Sin embargo, tres políticos reconocidos por sus logros en el cargo de la alcaldía de Bogotá decidieron unirse y trabajar un concepto novedoso: el del liderazgo colectivo, como una versión superior y mejorada del liderazgo individual.

Cada uno de ellos decidieron valorar sus diferencias y construir un conjunto sinérgico, con base en la idea de un país diferente. Sus fortalezas son reconocidas, por ejemplo Lucho Garzón es fuerte en el frente de gestionar programas que benefician a los pobres, Antanas Mockus es hábil desarrollando el civismo y la ética y Enrique Peñalosa en el tema de movilidad y en la ejecución de programas.

Un reportaje de la revista semana resumió muy bien el enfoque sinérgico del trío:

La campaña de los ‘tres tenores’ fue renovadora. Para empezar, la unión de tres líderes que vienen de tradiciones, ideologías y grupos diferentes que lograron poner el énfasis en sus afinidades y no en sus contradicciones. Cada uno de ellos le dejó un legado distinto pero complementario a Bogotá durante su administración, por lo que vendieron la imagen de ser un gran equipo. En los debates se elogiaron mutuamente, recorrieron el país juntos, y en la publicidad siempre aparecieron los tres. Algo que contrasta con la voracidad de otras campañas donde la competencia ha sido despiadada y en muchos casos, sucia.

Así que en medio de una gran polarización nacional, ellos decidieron unirse dejando atrás sus diferencias y asumieron la política como el arte de lo posible. Enrique Peñalosa describió una de las claves del éxito de este enfoque:

Compartimos, no sólo la manera de hacer política sino muchos principios. Lo más interesante es el lado humano del trío. Estamos en una edad similar y hemos realizado muchos sueños por la sociedad. Es un trabajo de pasión por Colombia y verde. Aquí no hay codazos.

Lo que han hecho estos tres políticos es algo completamente novedoso en este país. Y mucho más lo ha sido su enfoque basado en principios. Recientemente un prestigioso analista político en Colombia describía este significativo logro de forma contundente:

En relación con el Partido Verde y con independencia del programa que presentaron los ex alcaldes, la campaña que hicieron fue algo extraordinario. Lo sería en cualquier parte del mundo —¿dónde se ha visto que tres grandes figuras políticas de un país hagan una campaña para que cada uno elogie lo que los otros dos hicieron?— pero lo es sobre todo en Colombia, un país furioso, en donde la política se hace como una guerra y en donde la filantropía electoral escasea tanto como las auroras boreales. Pero lo es por una razón más significativa: por ser un ejemplo único de subordinación de los intereses individuales a los colectivos. Esto me recuerda la célebre respuesta del profesor Yu Takeuchi cuando le preguntaron por la diferencia entre los colombianos y los japoneses. Lo que pasa es que, dijo el profesor en un tono elegante y demoledor, un colombiano es más inteligente que un japonés, pero dos japoneses son más inteligentes que dos colombianos. La campaña de los ex alcaldes desafía esa incapacidad nuestra, casi genética, para las empresas colectivas.



Sin duda alguna este ha sido un ejemplo realmente inspirador. Hoy en día, y después de las elecciones presidenciales, el pueblo de Colombia ha escogido el candidato del partido Verde y es Antanas Mockus. Una semana después de las elecciones, su unión se ve muy sólida y creo que pocas cosas serían tan buenas para este país como el hecho de que ellos logren su victoria y nos ayuden a construir una Colombia mejor. Sería sin duda, una victoria basada en el principio del Sexto Hábito.

1 comentario:

Ernesto dijo...

Las palabras de Yu Takeuchi son realmente impresionantes, por lo bien que nos describen a los latinos. Somos individualistas al punto que traducimos ese individualismo en egoísmo que busca anular el individualismo del resto. Ahora me pregunto, ya que ésa parece ser nuestra naturaleza, si nuestro individualismo es correcto -en una aplicación sana- para nosotros, dada nuestra naturaleza; y si no sería un error el tratar de improvisar algo que no somos. Es decir, me refiero a un individualismo sin exageraciones, sin egoísmos, que dé lugar al individualismo del prójimo a participar. Parece que lo que digo no tiene sentido, que se contradice, pero ¿servimos realmente para pensar y actuar como grupo uniforme? ¿O sería mejor para nosotros seguir los impulsos propios mostrando el mayor respeto posible por el del prójimo? ¿Es utopía pensar que el grupo pueda basarse en individualidades o individuos respetuosos de individualidades ajenas? Porque una cosa es segura, no podemos ser o convertirnos en algo ajeno a nuestra forma de ser, y tal vez la Sinergia podamos aplicarla desde nuestra individualidad compensándola con la individualidad del otro.