En nuestro artículo anterior hablamos en más detalle sobre Patti, y sobre su interés por ayudar a nuestra fundación, compartiendo con nosotros los conocimientos que nos permitan desarrollar jóvenes líderes que tengan un manejo óptimo en el arte de hablar en público.
Veamos entonces lo que dice Patti Wood sobre el poder del lenguaje corporal en las presentaciones:
“El cuerpo dice lo que las palabras no pueden.” Martha Graham, reconocida bailarina y coreógrafa estadounidense.
Cuando se dirigía al primer debate presidencial televisado, Richard Nixon se lastimó su rodilla severamente mientras se bajaba del carro. Rehusando maquillarse para su aparición en escena y sudando profusamente, Nixon se paro detrás del podio favoreciendo su pierna lastimada, con su cuerpo inclinado hacia un lado, y luciendo torcido. Estos factores, junto con su rostro adolorido y sus manos escondidas detrás del podio, lo hicieron lucir deshonesto ante su audiencia televisiva. De acuerdo a la encuesta de la audiencia radial, qué sólo pudo escucharlo hablar, Nixon ganó el debate por abrumadora mayoría. En la encuesta de la audiencia televisiva, Nixon perdió por abrumadora mayoría. John Kennedy ganó la presidencia. Si Nixon hubiese sabido la importancia del lenguaje corporal, él hubiera puesto mayor atención a la imagen que estaba proyectando.
¿Qué es aquello que hace que el lenguaje corporal sea tan importante? ¿Qué es aquello que hace que esas miles de pistas que uno da cada minuto, sean tan importantes? Pues bien, mientras usted está rápidamente emitiendo esas pistas, su audiencia las está procesando subconscientemente. En otras palabras, ellos lo miran y se apoyan en su instinto. A pesar de que el contenido de su discurso esté bien soportado y preparado, es el despliegue no verbal lo que establece su credibilidad ante el público.
Y, lo más importante es que, no importa la forma en que se sostenga, no importa la forma en que se mueva a través del espacio, no importa la forma en que gesticule, su cuerpo envía mensajes de vuelta a su cerebro. Por lo tanto, si está parado con sus hombros caídos y su cabeza inclinada, la pequeña farmacia que tienen su cerebro creará, y enviará, sustancias químicas negativas a su torrente sanguíneo en menos de una centésima de segundo- para hacerlo sentir de la forma en que usted está luciendo.
La buena noticia es que, si usted conoce aquello que crea poderosos mensajes de lenguaje corporal, y los integra al conocimiento de su propio lenguaje corporal, puede llegar a sentirse tan poderoso como desea ser.
¿Qué hace que un orador sea positivamente poderoso? Atributos como el control total del espacio, el lenguaje corporal relajado, una postura abierta, y una presencia fuerte y auténtica. Para empezar a sentir ese poder, imagine a un león de la selva. Él establece su espacio y su territorio; es el Rey de la selva. Él está relajado; se mueve con gracia. Si se encuentra con un ratón en su camino, es el ratón el que se pone tenso. La postura del león es abierta, y extiende sus extremidades. No es precisamente el tipo de persona que tendría que pelear por el descansabrazos en un avión. Él es auténtico; lleva a todos lados su confianza y su estabilidad. Él es el león. No es una cebra, aunque puede estudiar a las cebras para ser un mejor cazador.
Sostenga esa imagen del león mientras comienza a volverse consciente del lenguaje corporal en su presentación. Primero, comience con sus pies, esos pequeños accesorios que están en el piso-- la parte del cuerpo que normalmente se encuentra bajo un mínimo de control consciente:
- Observe que tan alejados se encuentran sus pies uno del otro, en una postura normal.
- Aleje sus pies unos 3 centímetros (una pulgada) más para crear una estabilidad y una presencia similares a la del león. Sienta la diferencia.
- Deje que su peso se recargue hacia atrás de modo que se haga consciente de sus talones, y sienta sus pies conectándose con el suelo.
Es sorprendente como después de años de apretar el pedal del acelerador, o de sentarse en una billetera, la pierna se puede alargar, haciendo que ladeemos nuestra cadera, giremos sobre nuestros pasos, o nos balanceemos hacia atrás y hacia adelante. Recuerde la imagen de Richard Nixon “torcido”? Asegúrese de que está “nivelado”.
- Mantenga su peso distribuido uniformemente en ambos pies.
- Pasee por la habitación como un león. Observe cómo se siente su cuerpo, cómo sus piernas se mueven, cómo sus brazos giran. ¿Sus piernas y la pelvis van adelante, como deberían?
- Dé zancadas largas a propósito y permita que sus brazos se muevan libremente.
- Las mujeres, en particular, quizás deseen recordar que deben caminar con sus pies alejados una pulgada adicional el uno del otro, y alejar ligeramente los codos del cuerpo.
Cuando se dirigía al primer debate presidencial televisado, Richard Nixon se lastimó su rodilla severamente mientras se bajaba del carro. Rehusando maquillarse para su aparición en escena y sudando profusamente, Nixon se paro detrás del podio favoreciendo su pierna lastimada, con su cuerpo inclinado hacia un lado, y luciendo torcido. Estos factores, junto con su rostro adolorido y sus manos escondidas detrás del podio, lo hicieron lucir deshonesto ante su audiencia televisiva. De acuerdo a la encuesta de la audiencia radial, qué sólo pudo escucharlo hablar, Nixon ganó el debate por abrumadora mayoría. En la encuesta de la audiencia televisiva, Nixon perdió por abrumadora mayoría. John Kennedy ganó la presidencia. Si Nixon hubiese sabido la importancia del lenguaje corporal, él hubiera puesto mayor atención a la imagen que estaba proyectando.
¿Qué es aquello que hace que el lenguaje corporal sea tan importante? ¿Qué es aquello que hace que esas miles de pistas que uno da cada minuto, sean tan importantes? Pues bien, mientras usted está rápidamente emitiendo esas pistas, su audiencia las está procesando subconscientemente. En otras palabras, ellos lo miran y se apoyan en su instinto. A pesar de que el contenido de su discurso esté bien soportado y preparado, es el despliegue no verbal lo que establece su credibilidad ante el público.
Y, lo más importante es que, no importa la forma en que se sostenga, no importa la forma en que se mueva a través del espacio, no importa la forma en que gesticule, su cuerpo envía mensajes de vuelta a su cerebro. Por lo tanto, si está parado con sus hombros caídos y su cabeza inclinada, la pequeña farmacia que tienen su cerebro creará, y enviará, sustancias químicas negativas a su torrente sanguíneo en menos de una centésima de segundo- para hacerlo sentir de la forma en que usted está luciendo.
La buena noticia es que, si usted conoce aquello que crea poderosos mensajes de lenguaje corporal, y los integra al conocimiento de su propio lenguaje corporal, puede llegar a sentirse tan poderoso como desea ser.
¿Qué hace que un orador sea positivamente poderoso? Atributos como el control total del espacio, el lenguaje corporal relajado, una postura abierta, y una presencia fuerte y auténtica. Para empezar a sentir ese poder, imagine a un león de la selva. Él establece su espacio y su territorio; es el Rey de la selva. Él está relajado; se mueve con gracia. Si se encuentra con un ratón en su camino, es el ratón el que se pone tenso. La postura del león es abierta, y extiende sus extremidades. No es precisamente el tipo de persona que tendría que pelear por el descansabrazos en un avión. Él es auténtico; lleva a todos lados su confianza y su estabilidad. Él es el león. No es una cebra, aunque puede estudiar a las cebras para ser un mejor cazador.
Sostenga esa imagen del león mientras comienza a volverse consciente del lenguaje corporal en su presentación. Primero, comience con sus pies, esos pequeños accesorios que están en el piso-- la parte del cuerpo que normalmente se encuentra bajo un mínimo de control consciente:
- Observe que tan alejados se encuentran sus pies uno del otro, en una postura normal.
- Aleje sus pies unos 3 centímetros (una pulgada) más para crear una estabilidad y una presencia similares a la del león. Sienta la diferencia.
- Deje que su peso se recargue hacia atrás de modo que se haga consciente de sus talones, y sienta sus pies conectándose con el suelo.
Es sorprendente como después de años de apretar el pedal del acelerador, o de sentarse en una billetera, la pierna se puede alargar, haciendo que ladeemos nuestra cadera, giremos sobre nuestros pasos, o nos balanceemos hacia atrás y hacia adelante. Recuerde la imagen de Richard Nixon “torcido”? Asegúrese de que está “nivelado”.
- Mantenga su peso distribuido uniformemente en ambos pies.
- Pasee por la habitación como un león. Observe cómo se siente su cuerpo, cómo sus piernas se mueven, cómo sus brazos giran. ¿Sus piernas y la pelvis van adelante, como deberían?
- Dé zancadas largas a propósito y permita que sus brazos se muevan libremente.
- Las mujeres, en particular, quizás deseen recordar que deben caminar con sus pies alejados una pulgada adicional el uno del otro, y alejar ligeramente los codos del cuerpo.
En nuestro próximo artículo veremos más claves para manejar el espacio, la postura y los gestos.
1 comentario:
Este ejecicio alimenta nuestra actitud y ayuda en el trabajo corporal,no sol.o cuando este frente al un publico tambien para pararse bienh en todas las actividades fisicas que realisemos. buena esa.
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