domingo, 14 de marzo de 2010

Charles Chaplin y el liderazgo autorenovador

El séptimo hábito de las personas altamente efectivas se denomina "afilar la sierra". Stephen Covey lo llama así en alusión a la historia de un leñador que se encuentra en pleno bosque tratando con mucho afán de derribar árboles con su hacha y que -a pesar de estar totalmente exhausto- dice que no tiene tiempo de tomarse una pausa para afilar su sierra. El no se da cuenta que, dedicándole unos minutos a afilarla le ahorraría muchas horas de esfuerzo.

En otras palabras, "afilar la sierra" es el hábito de la mejora continua. Es el hábito de tomar tiempo para invertirlo en nosotros mismos, de forma que podamos ascender en la espiral de cambio y crecimiento. Cuando este hábito se enlaza con el primer hábito de la proactividad, que consiste en tomar la iniciativa para que las cosas sucedan, empezamos a ver en las personas un alto nivel de efectividad personal.


Déjeme compartir con ustedes, queridos lectores, una historia inspiradora del libro de Robert Maxwell, sobre un personaje muy famoso que ejemplificó en su vida un tipo de liderazgo que conjugaba a la perfección la aplicación del primero y del séptimo hábito. Me refiero a la historia del famoso Humorista Charles Chaplin.

En su epoca, Chaplin llegó a ser la persona más famosa del planeta. Sin embargo, nació nadie le hubiera predicho tanta fama. Nacido en la pobreza dentro un matrimonio de músicos ingleses, se encontró en la calle de muy pequeño cuando su madre fue internada en una institución para enfermos mentales.

Después de años en asilos y orfanatos, comenzó a trabajar en el teatro para sobrevivir. A los 17 ya era un actor veterano. En 1914, cuando estaban en la mitad de la década de sus 20, trabajó para Max Zennet en los estudios Keystone en Hollywood, ganando US$ 150 a la semana. Durante ese primer año en ese negocio la cinematografía hizo 35 películas trabajando como autor, escritor y director.

Todos reconocieron su talento de inmediato y su popularidad creció. un año más tarde ganaba US$ 1250 a la semana. En 1918 hizo algo sin precedente firmó el primer contrato de 1 millón de dólares de la industria del entretenimiento. A los 29 años de la era rico, famoso y el productor de películas más poderoso del mundo.

Chaplin tuvo éxito porque tenía un gran talento y un empuje increíble. Pero esas características eran alimentadas por la habilidad para aprender. Continuamente se esforzaba por crecer y perfeccionar su arte. Aunque era el autor más popular y mejor pagado del mundo buscaba siempre mejorarse a sí mismo y renovar sus habilidades continuamente .

En una entrevista explicó su deseo de mejorar:

Cuando estoy viendo alguna de mis películas presentadas a una audiencia siempre pongo mucha atención a lo que no los hace reír. Si por ejemplo varias audiencias no se ríen en un acto que para mí es cómico, inmediatamente comienzo a desmenuzar ese fragmento para descubrir qué estaba equivocado en la idea o en su ejecución. Si oigo algún ligero murmullo de risa por algo que yo no esperaba que fuera gracioso, me pregunto por qué esa parte particular produjo risas.

Ese deseo de crecer lo hizo exitoso económicamente y le produjo un alto nivel de excelencia para todo lo que hacía. En sus primeros días, el trabajo de Chaplin fue aclamado como "entretenimiento maravilloso".

Con el paso del tiempo fue reconocido como un genio cómico. Hoy en día muchas de esas películas son consideradas obras maestras y él es apreciado como una los más grandes productores de todos los tiempos.

El crítico de cine y escritor de guiones James Eigi escribió:

En la obra de Chaplin se encuentra la más fina pantomima, la más profunda emoción, la más rica y más conmovedora poesía.

Si cuando alcanzó el éxito Chaplin hubiera sustituido su habilidad para aprender por la complacencia o por la autosatisfacción arrogante, su nombre hubiera estado exactamente junto con Ford Sterling o Ben Turpin, estrella de peliculas de la época, que ya se han olvidado. Pero Chaplin se mantuvo creciendo y aprendiendo como actor, director y algunas veces ejecutivo de películas.

Cuando la experiencia le enseñó que los productores de películas estaban a merced de estudios y distribuidores inicio con tres socios más su propia compañia, "United Artist", la cual hoy en día sigue estando en el negocio.

Por esa razón Chaplin es un buen ejemplo de lo importante que es autorenovarse (Hábito 7) y tomar la iniciativa no dejándose caer en la complacencia (Hábito 1). Su ejemplo no solamente nos enseña la importancia de vivir esos hábitos, sino que además su vida ha dejado un gran legado que ni siquiera el paso de los años ha sido capaz de hacerlo olvidar.

En los próximos artículos exploraremos en más detalle cada uno de estos hábitos, y veremos por ejemplo, que el hábito de la autorenovación trabaja en cuatro dimensiones: la mente, el cuerpo, el corazón y el espíritu. Hoy hemos visto solamente la aplicación del hábito en una sola de esas dimensiones.

No hay comentarios: